Vos sos mi asunto en el tintero,
Mi ecuación sin respuesta,
El misterio por descubrir,
El enigma en mi cabeza,
Y la incógnita constante,
Acertijo no descifrado que me inquieta.
Vos sos el torturador de mi mente,
El encabezado en mi lista de pendientes,
Que me resigno a no entender.
Aunque me desvele comprenderte
y la curiosidad lleve a cuestionarme,
Es más cómodo quererte ingenuamente,
Sin motivo o fundamento,
Sin lógica o explicación;
Porque sos de las cosas que se meten en el alma
Evadiendo a toda costa la razón,
Y perteneces al mundo de lo absurdo,
De lo sentido y lo sufrido,
De aquello que solo se entiende en el amor.
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