Amiga,
Tú que sentiste el clamor de los mares,
La tersura de la vaga luz del alba,
Las cenizas grises del recuerdo,
Y la voz silente en la distancia.
Amiga,
Tú que relatas lo que me acontece,
En el otro azul del cielo garzo,
Y al izar mis ojos te contemplo,
Y en el viento siento tu abrazo.
Amiga,
En los balcones de la tarde te asomas,
Si es ocaso o un ébano atardecer,
Eludiendo así a la oscura noche,
Y en los ojos de la luna te veré.
Podrá afanarse el curso de los días,
La fuerzas de los siglos venideros,
Ver la vida fenecer en su sendero,
Y hasta la eternidad serás mi amiga.
Aquella que del sol hace una miga,
Y se enardece en alturas de verdades,
Así a mi vida cercar con tus bondades,
Aunque se afane el curso de los días,
Y la ironía de nuestras soledades,
Mi gran fortuna serás tú, mi amiga,
El eterno estro a mis cantares.
Kevin Bello Parada
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