martes, 9 de octubre de 2012

Carta I: Confesiones a un amigo con derechos.


Octubre 8 de 2012.
Querido amigo:
Soy pésima expresando lo que siento, tú lo sabes de primera mano. Las palabras se esconden de mí y me cuesta demasiado hacerlo; sería todo fácil si pudieras leer mi mente y sé que nada te gustaría más, aunque mis pensamientos podrían ser un arma de doble filo. A pesar de todo, tomé la decisión de escribirte ya que insistes en atiborrarme de preguntas; qués, cómos, cuándos, por qués, dóndes, para qués, quiénes… Las respondo mil veces para mí misma pero se pierden en los laberintos de mi cerebro y huyen cada vez que intento hacerlas salir, y no sé si seré capaz de entregarte esto o de ser clara mientras lo escribo pero puedes contar con que al menos lo intenté.
No te amo, o bueno, no me atrevería a decir tal cosa porque no te amo como algo más de lo que somos. Ni siquiera me atrevo a afirmar que estoy enamorada de ti, aunque no niego que algunas veces todo se torna caótico. Entonces me alejo, huyo y salgo corriendo lejos como la cobarde que dices que soy, me refugio en la distancia fría y espero que todo vuelva al orden. Algún día quizá cambiarán los papeles, de hecho me temo que ese día haya llegado. 
Te quiero… Sí, mucho. No sé si te sirva de algo y soy consciente de mis limitaciones para demostrarlo, sé que incluso nunca te lo digo. Mis abrazos son extraños, más bien incómodos, y lo noto en tu rostro cada vez que lo hago, sin embargo, es lo que puedo darte. Incluso debo decir que por más que me esfuerce en que mis demostraciones afectivas parezcan naturales contigo, siempre terminan pareciendo accidentales. 
Tú en cambio eres tan cálido, te fluyen las caricias, los besos y algún te quiero que no puedes contener más. A veces me asusto porque pienso que te enamoraste de mí, hasta que me calmo y mi razón me dice que sencillamente así eres tú; paradójicamente eso es lo que más me gusta y necesito de ti.
Eres consentidor y cariñoso, y yo en el fondo una consentida que necesita ese motor para sentirse en paz. Por eso y más te extraño cuando no puedo verte o escucharte y solo me queda la compañía de tu foto en mi cartera.
Y en el fondo, sé que tú lo sabes. Te has acostumbrado a descifrarme, a entender cada uno de mis gestos, de mis silencios y mis bizarros y accidentales cariños. Me conoces, no sé hasta qué punto con claridad, pero me conoces aun cuando no me permito abrirme totalmente a ti.
Te pediría paciencia pero ya debes haberla agotado. No obstante, sabrás que no es fácil para mí hacerlo; todo en mi cabeza está meticulosamente planeado y estructurado, cada decisión, comportamiento o palabra han sido pensados y analizados una y otra vez con sus respectivas consecuencias. Y aunque confío en que no notes todo, sé que no eres tonto aunque eres tan bueno como yo en aparentar serlo.
Has sido mi soporte y mi refugio, eres como la droga que me hace olvidar todo cuanto puede dolerme y por eso, cuando el dolor se apodera de mí busco desesperadamente tus besos, tu abrazo, tus caricias, tu cuerpo; me embriago en tu aroma y olvido todo mientras me pierdo en ti y me encuentro en la sincronía de nuestra anatomía.
He pensado que de alguna u otra forma te uso pero, ¿No haces tú lo mismo conmigo? ¿No mitigas tu nostalgia o tu soledad cuando somos uno?  No me justifico, o quizá inconscientemente intente hacerlo pero, solo puedo pensarlo de esta manera para no sentirme una más del montón de zorras de la que denigras constantemente.
¿Y qué me dices de los celos? ¿Acaso soy la única que los ha sentido? En realidad de eso no estoy tan segura, tu afirmas nunca haberlos tenidos pero tu furia de poseerme después de mis affairs temporales es la misma que palpita aturdiéndome desde ese día en que me hablaste de ella. Sí, de esa tipa con título. Siento envidia y me duele, me frustra pensar que puedes ser de alguien más. Y estoy convencida que en este preciso instante piensas “no soy una propiedad”, y si bien es cierto que no eres un objeto, si eres la persona que quiero a mi lado.
Sueno egoísta, me escucho y todo vuelve a ser confuso, te quiero a mi lado y te quiero para mí, pero no estoy segura de quererte con título como te quiere ella. Y sin embargo, muero de celos, y pienso en que si te lastiman de nuevo no sé de qué sería capaz. Mereces ser feliz, quiero que lo seas, pero el miedo o lo que sea me cohíbe de hacerte feliz por mi cuenta, entonces solo puedo aceptar que ella, mucho más valiente y decidida, asuma el reto de hacerte sonreír todos los días.
Notaste la frustración en mi abrazo la última vez, y por primera vez fluyó; te abracé y recorrí tu rostro con mis dedos, te miré una y otra vez, te besé delicadamente, y luego con desesperación, saboreé tus labios y mis manos te gritaron que no quiero dejarte ir. No, no quiero dejarte ir, aunque no te lo haya dicho en ese momento y quizá no seas capaz de decirlo al mirarte a los ojos porque tampoco me atrevo a pedirte que te quedes sin tener algo que ofrecer más allá de lo que ya te he dado. En este punto no me hubiera parecido tan mala la idea de que estuvieras enamorado de mí.
Por eso, al final de esta carta, que no es más que una lista de pensamientos aleatorios sobre ti, lo único que puedo pensar es en seguir guardando silencio. Porque prefiero que seas mi amigo y no un recuerdo, y prefiero en honor a todo lo que me haces sentir y lo que te debo, dejarte ir aunque no quiera porque me importa más ver esa sonrisa en tu rostro. Te quiero, sí, aunque nunca te lo digo y no sé si te lo diré. Te quiero sin cómos, cuándos o por qués. Te quiero. 

Tu amiga sin derechos. 


  
Amigo, sigues empeñada en ser mi amigo,
que me cambie el corazón de sitio,
no llevo el amor en un bolsillo.
Insisto, soy parte de tu piel no soy tu amigo,
soy el padre imposible de tus hijos,
no creas que no he pensado lo que digo.


En honor a mi gran amiga en la distancia, a una amiga que perdió los derechos o al amigo que los perdió con ella. Mrs Bing, Con profundo afecto y con mi amistad y gratitud eternas. 


5 comentarios:

  1. Acabo de tomar algunos fragmentos los cuales me ayudaron a expresarle ciertos sentimientos que se hallaban de algun modo escondidos si se le puede llamar así! Excelente escrito
    Muchas gracias! Me sentí muy identificada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que hayas encontrado las palabras para decir lo que sentías. ❤️

      Eliminar