jueves, 2 de mayo de 2013

Paréntesis.


Abro paréntesis. 
Voy a tus brazos. A descansar en tu pecho y sincronizar mis latidos con los tuyos. 
Repaso con mis dedos cada parte de ti, te miro como si fuera la última vez que pudiera hacerlo, tengo grabado cada detalle de tu rostro... Así puedo verte claramente al cerrar los ojos. 
Se eriza mi piel al contacto con la tuya...Tus manos y mi piel se reconocen, se atraen, se necesitan. 
Y te miro y no quiero dejar de hacerlo porque temo que si espabilo te desvanecerás. 
Me acurruco en ti, me abrazo a ti y a la paz que me das. La que siento desde la primera vez que nerviosamente te besé y tímidamente me tocaste. Esa paz de haber encontrado el lugar al que pertenezco. Porque desde la primera vez que te vi, te amé, y supe que te amaría siempre y un día más. Supe que sería tuya y supe que te quería mío. Supe que mi lugar está contigo. Y es que a tu lado dejo atrás el enorme vacío, los dolores y sin sabores de mi vida. ¿Y si te vas? Espanto la idea. No quiero que suceda nunca. Cierro paréntesis.





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