El tiempo apesta. Es lo que me vengo repitiendo desde hace
unos días…
El tiempo que perdemos y se traduce en vida perdida. El
tiempo que pasa rápido mientras corremos hacia lo que queremos sin alcanzarlo.
El tiempo que pasa lento para sanar heridas, para olvidar,
para dejar de sentir.
El tiempo es una sensación que nunca juega a favor. Se
escurre de las manos o se hace eterno cuando justo esperamos lo contrario.
El maldito tiempo es el enemigo. “Tiempo al tiempo” ¡Ja!
Tiempo al tiempo y ¿cuándo es MI tiempo?
Si pudiera detenerse para estar en pausa, para respirar… si
pudiera adelantarse para huir, para dejar atrás. O incluso devolverse para
corregir, para evitar, para refugiarse en el tiempo que nos pareció mejor.
Soñar no cuesta nada.
El tiempo es tiempo y corre o se detiene a su propio antojo,
es libre de nosotros, que pretendemos controlarlo todo, mientras nosotros somos
presos de él.
El tiempo es un asco. Es lo que siento en estos días. Y lo
irónico es que lo que siento que necesito es justamente eso, tiempo… Y como
todos los días, cada vez tengo menos.
Ironías de la vida. Maldices el tiempo porque necesitas más, y yo lo maldecía porque tenía de sobra. El tiempo sí cede, cuando dejamos de maldecirlo.
ResponderEliminar