jueves, 26 de abril de 2012

El Payaso Coronado, Príncipe Bufón



Erase una vez el payaso coronado que vivía en una pocilga porque nada poseía. Lo acompañaban siempre tres fieles hechiceras, que crearon un reino para satisfacer sus caprichos, pues nunca fue consciente de la gravedad de su ruina. 

Permanecía soberbio y altivo, incluso se rumoraba que había perdido la razón junto con su riqueza; y solo eso explicaría lo aberrante y absurdo de su mente retorcida y negro espíritu. 

El reino a primera vista era hermoso pero no era más que una ilusión, un encantamiento de  las hechiceras para mantener bajo control a su majestad el payaso. Sólo podían ver la realidad las personas sabias de espíritu puro; pues quienes tenían el alma negra o la mente pobre, quedaban atrapados en su espejismo para siempre y se convertían en súbditos del reino. 

Respecto al payaso, puedo decir que era bien parecido, su risa era una mueca y sus chistes eran mordaces críticas a cuanto ser vivo se cruzaba por su camino; no conocía el amor propio, solo mantenía su ego llamando la atención,  inspirando la lástima de quienes le rodeaban o pisoteando a los más débiles.

Le gustaba pensarse único y alardear de su abolengo, la maldad fluía por cada uno de sus poros, era como niño pretencioso que vivía para cumplir cada uno de sus deseos. Usaba a las personas para satisfacer sus antojos, engatusaba efebos y damiselas por igual, envenenaba vidas con solo una palabra y ser la manzana de la discordia le resultaba placentero; mentiras, cizañas, calumnias, abusos, maltratos eran sus herramientas predilectas. 

Asimismo, aparentaba tener una personalidad fuerte, incluso podía impactar a quienes le veían por primera vez pero solo era un remedo de ser humano, vacío enorme, oscuridad encarnada, envidia y lujuria en dos patas, generador de caos, lo más denigrante, lo más patético, los bajos instintos, lo más básico. 

Se alimentaba de espíritus sombríos para engrandecer su natural oscuridad  y perseguía espíritus puros para robar su luz; su más preciado talismán era un Cristal violeta, que le permitía odiar y ser odiado, dañar y perturbar a plenitud, porque convertía su oscuridad en luz y lo liberaba del merecido karma. 

Tal vez se preguntaran cómo conozco la historia y tal vez no me creerán si les digo que lo sobreviví de primera mano; porque alguna vez lo tuve cercano, estuve en su reino y fui su huésped, aunque nunca entendí muy bien la razón… He dudado de la pureza de mi alma, sin embargo su apestosa podredumbre nunca me fue velada del todo;  también pensé que mi mente era pobre pero a pesar de que no llegué a aborrecerlo en ese momento, no pude confiar plenamente en él y veía claramente que era un ser lastimero y lúgubre. 

Pues bien, solo puedo atribuir ese encuentro al Destino, porque sin pretenderlo durante mi estancia, su maquillaje quedó corrido, sus máscaras cayeron rotas, sus ropas rasgadas y le sucedió la peor de sus desgracias: perdió su amado talismán. Aun no sé si tuve algo o mucho que ver, o más bien, no sé cómo tuve que ver en el asunto, puesto que se que en el universo no hay casualidades, sino causalidades. 

Solo tengo la certeza de la alegría que me embarga porque el talismán está libre repartiendo su brillante luz por el mundo, porque se debilitó el príncipe bufón y algunos lograron despertar de la enajenación y el espejismo que causaba, y  me doy por bien servida ya que semejante zángano sigue revolcándose en su miserable putrefacción. 

De vez en cuando lo veo en su andar rastrero, con su patética y deplorable existencia… y él de lejos me maldice, no sé exactamente por cuál de sus infinitas desgracias; puedo sentir su mala vibra y su oscuridad intentando dañarme o dañar a otros, no obstante, me tranquiliza que él siempre será un patético bufón con ínfulas de príncipe y que ya nunca más logrará salir airoso, pues el karma esta vez le pasará la cuenta. 



2 comentarios:

  1. Que imagen tan jodidamente macabra u_U

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  2. antes de todo eso, payaso coronado ya conocía todos los sentimientos pero su maldición es:
    nunca conocer el amor

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