jueves, 29 de diciembre de 2011

Irremediable e inevitablemente...

Sentía el cosquilleo en todo el cuerpo, el vacío en el estomago y el beat acelerado que me produce sentirte cerca. Me recosté en tu regazo y mis dedos nerviosos jugaban con tu cabello, que  cubría mi rostro haciéndome sentir en la burbuja que nos aísla del mundo. 

Tu nariz rozaba la mía y no podía mirarte a los ojos, los míos brillaban como faros y te gritaban demasiado fuerte. Deseaba tocar tus labios con los míos pero mi mente era un torrente de ideas que iban y venían y mi cuerpo no respondía ante mi más profundo deseo. Me preguntaste por qué pensabas tanto;  entonces sonreí y respondí, mitad para mí misma y mitad para ti “por lo mismo que yo lo hago”. 

El magnetismo contra el que luchábamos iba venciendo nuestra resistencia pero algo nos distrajo y perdimos los impulsos. Fue la primera vez que compartimos nuestra frustración sin temor alguno.
En algún punto de esa noche retomamos nuestra manía de desconectarnos del mundo. Volvimos a estar cerca y tu voz  se apoderó de mis sentidos. Cerré los ojos en un intento vano de no delatarme pero mis sentimientos parecían dibujados en mi piel… Mis mejillas estaban rojas y busqué refugio en tu cabello, como tantas otras veces me había escondido en el. 

Sin embargo, me sentía cansada de esconder algo que pedía a gritos ser liberado; los beats eran cada vez más fuertes y de repente, mi mente se perdió en el silencio, mi rostro buscó el tuyo y tus labios encontraron los míos. Me sentí en caída libre, me sentí flotar en medio de la nada, sentí que ardía todo en mi interior y que fluían nuestras energías por cada nervio del cuerpo y mis temores, irónicamente, desaparecieron… Pensé que quizás así  se siente morir en paz y no me importaba morir en tus labios esa noche donde empezó todo, pues sentía tenerlo todo en medio de la nada. 

Han pasado muchas noches desde entonces… pero cuando tengo tu  rostro dibujado en mi cabeza y recuerdo el camino que nos ha traído hasta aquí, los beats siguen acelerados y fuertes, mi estomago se siente aún con el vacío típico de la montaña rusa, la sensación de volar y ser libre entre tus brazos, el cosquilleo de mi cuerpo no cesa y la electricidad que recorre mis nervios cuando siento tu energía sigue recorriéndome…Sigo nerviosa cuando voy a tu encuentro, se ilumina mi vida cuando te veo llegar y me siento tan torpe cuando estoy contigo! Anhelo ávidamente tu presencia, siento cada beso tan sublime como el primero pero a la vez tan nuevo y diferente; el mundo sigue esfumándose cuando nos apetece y mis sensaciones se intensifican cuando te siento tan cerca. 

La mayor frustración es sentirlo todo y no encontrar las palabras adecuadas para describirlo… Hago pausa por momentos para asimilar si es real lo que vivimos o nos sumergimos en otra dimensión o alguna clase de país de las maravillas, hasta que aterrizo y asimilo que eres lo más real y verdadero que he conocido.
De mi boca solo tengo infinidades de Te amo que nombran pobremente esta amalgama de tantas cosas; de mi cuerpo y de mi alma, los que solo lees claramente tu, tienes la infinita gama de sentimientos, emociones y sensaciones que me embargan y me hacen sentir viva. Son todos por ti y para ti. 

Irremediable e inevitablemente, Te amo.




"You’re the words
When I have nothing to say...
And in this world
Where nothing else is true,
Here I am
Still tangled up in you.
How long has it been
Since this storyline began
And I hope it never ends
And goes like this forever..."

domingo, 11 de diciembre de 2011

Amores pasajeros.

Escuché tu voz del otro lado de la bocina y el corazón me dió un vuelco...Desperté justamente pensando en ti.
Me pregunté cómo estabas y gracias al cielo todo estaba bien, excepto lo que sea que quisieras decirme. Al parecer te atormentaba un poco esa cuestión.
La tarde se me hizo lenta y no pude concentrarme en nada, solo sentía la acuciante curiosidad de saber qué era eso tan importante que querías contarme. Pensé en miles de posibilidades y reí con varias insólitas ideas que cruzaron por mi mente.
Cuando al fin te tuve en frente, sentí mis piernas tambalear y presentí que las palabras que dirías a continuación, cambiaría quienes eramos y seríamos de ahí en adelante.
Empezaste divagando en los asuntos de tu vida... que si el trabajo, la familia y tus hazañas, alardeando de tu inteligencia y superioridad; después de todo te crees justo lo que eres no?
Sonreí ante tu vano intento por dilatar el asunto y decidí que era el momento de hacerte callar: "Y bien...Dijiste que querías decirme algo importante y asumo que no tiene nada que ver con todo lo que has mencionado. Así que empieza a hablar...Pecaste con mencionarlo, sabes que soy curiosa"-Te dije intentando llevarte al motivo de nuestro encuentro.
Bajaste la mirada, se dibujó esa media sonrisa entre triste y tímida que bien conozco y me pareció verte sonrojar por un momento. Empezaste enumerando momentos juntos y preguntándome si recordaba detalles de tus cartas y entonces empecé a comprender a donde querías llegar: "Me enamoré de ti, amiga".
Mi corazón se aceleró y mi mente empezó a buscar posibles respuestas y explicaciones que debía darte para cuando terminaras tu discurso.
Rastros de antiguos sentimientos y confusiones emergieron del cuarto imaginario donde tantas veces guardamos juntos nuestras penas, recuerdos y temores. Alguna vez sentí que te quería más de lo debido, alguna vez pensé en tenerte para mi, alguna vez deseé que me amaras como amabas a las musas de tu vida, alguna vez quise que estuvieras al alcance de mis manos, alguna vez pensé dejarlo todo por ti....pero hacia mucho tiempo que me había deshecho de eso y ahora solo podia pensar en tener cuidado la próxima vez que deseara algo. Supe que en el instante en que te detuvieras y el silencio reinara, no sabría absolutamente nada y me maldije por insistir en que abrieras la boca.
De repente callaste y me sacaste de mis cavilaciones con tu habitual "aja! habla". Esta vez fui yo quien bajó la mirada y sentí tu delgada mano levantar mi mentón obligandome a mirarte a los ojos... ¡tus benditos ojos! anhelantes de una respuesta.
Mi orgullo evitó que volviera a desviar la mirada y la sostuve pero sin pronunciar palabra. Vaya desorden en mis pensamientos, grité tantas cosas en mi mente pero no pude articular ninguna. Cuando al fin quería decirte que tu confesión llegaba a destiempo y que por favor no me enredaras la vida con promesas y posibilidades fueron tus labios quienes actuaron.
Tus manos apretaron mi rostro, tu lengua arremetió buscando la mía y me besaste con una ansiedad casi violenta. Cuando pude reaccionar sonreí aliviada pues el beso discipó cualquier duda, temor o pensamiento aleatorio; podría definirlo como esclarecedor: No sentí absolutamente nada.
Entonces pude responder: "Si lo hubieras dicho tiempo atrás, tal vez habría dejado todo por ti, pero no fuiste capaz de verme antes y aún ahora, no me ves realmente como soy sino como una musa más de tus múltiples historias. Hagamos lo que mejor nos sale, ser los amigos que, a nuestra particular manera, hemos sido siempre".
Creo que esperabas una respuesta diferente, pues por primera vez en el tiempo de conocernos, te habías quedado mudo. Me despedí con un abrazo y te pedí que no volvieras a desaparecer como solías hacerlo, aunque en el fondo tenía claro que siempre seríamos intermitentes el uno para el otro.